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Historia |
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1907: Los catorce precursores
Otoño santafesino. Los primeros síntomas de su comienzo lo daban las hojas blandamente caídas sobre las veredas. En Santa Fe, precisamente en la calle Catamarca 2652, el hogar de la Flia. Baragiola, se reunían catorce ex-socios del desaparecido "Santa Fe Foot-ball club". Los jóvenes presentes tenían esperanzas de crear, tras prolongadas apreciaciones un nuevo club.
La intención de todos era competir en la Liga local formando un equipo a través de ese pequeño club que pensaron en fundar. Y el 15 de abril de 1907, bajo la arboleda del patio de los Baragiola se abrió el acta de fundación del Club United, un nombre extranjero como los tantos que figuraban en Buenos Aires y que en aquella época y por influencia del futbol inglés estaba de moda. Después se eligió la camiseta a bastones verticales de 7 cm con los colores rojo y blanco, en homenaje al Club Alumni, aquel inolvidable equipo de los Hnos. Brown.
Pero la realidad de iniciar rápidamente la participación en los torneos locales obligo a los jóvenes dirigentes a utilizar una camiseta blanca con cuellos y puños negros, hasta que se confeccionaron las verdaderas. Y poco tiempo después se toma otra resolución que fue la castellanizar el nombre del Club y llamarlo para siempre Club Atlético Unión de Santa Fe.
La sede fue una habitación de la casona de Calle Catamarca. La primera cancha estuvo ubicada en el predio comprendido entre las calles Urquiza, Suipacha, Francia, y Junín, que actualmente ocupa el colegio de Nuestra Señora del Calvario.
Otoño Santafesino. Así nacía Unión. Los 14 nombre quedaran en la historia rojiblanca. Los audaces precursores que jamás pensaron en fundar la gran institución que es actualmente el glorioso: Unión. Esta es la nómina: Federico Achembach, Antonio Baragiola, Primo Billordo, Cayetano Bossi, Nestor A. Casabianca, José Cepeda, Guillermo Drenner, Enrique Fayó, José Fayó, Pedro Gibella, Secundino Noceda, Belisario Osuna, Guillermo Scartascini, y José Trentini. Fue nombrado provisoriamente presidente a Don Guillermo Drenner hasta que se conformara la primera Comisión Directiva.
1910: Los primeros tiempos
Los primeros años fueron muy difíciles, pero plenos de aventuras y entusiasmo. Cabía en aquellos muchachos la única alternativa de jugar al futbol y de divertirse sanamente mostrando la habilidad con una pelota. Pero en el fondo había otra inquietud, que era el progreso vertiginoso al compás de la ciudad. Para 1910 el primer presidente honorario rojiblanco, Don Ricardo Reinhold decidió junto a los otros dirigentes trasladar la cancha al predio comprendido entre las calles Bv Pellegrini, San Jerónimo, Cándido Pujato y 9 de Julio, donde actualmente se levanta el majestuoso edificio de la Universidad Nacional del Litoral. El alquiler era de 30 pesos, una suma bastante elevada para aquella época.
De esa forma quedaron atrás gratos recuerdos de la primera cancha y la primera sede. El primer gol de Unión en su historia conquistado en 1907 por Belisario Osuna frente a Rosario Central, la generosidad de Don Ricardo Reinhold para sus jugadores que siempre les obsequiaba algún regalo después de cada conquista importante.
1931: La época de la Liga Santafesina
En 1931 se fundó la Liga Santafesina de Fútbol. Y desde ese mismo año se concretó el lanzamiento deportivo de Unión. Para esa época ya era una gran institución y media ciudad simpatizaba por sus colores. Hasta que en 1932 se logra el primer campeonato liguista. Fue un año de euforia deportiva de muy buenos jugadores. Aquel equipo formaba en la mayoría de los partidos con: Lezcano; Gomez y Angelini; Chividini, Caffarati y Pini; Noé, Wilde, Delfino Giménez, Galateo y Testi. Fue el goleador Delfino Gimenez, apodado "Cabecita de Oro" con 32 goles en 16 partidos disputados.
Y después se siguió jugando en la liga y obteniendo campeonatos hasta 1940 donde Unión logra dar el paso más importante de su carrera deportiva: la inscripción en los registros de AFA de Segunda División de Ascenso.
1940-65: La Ardua lucha por el Ascenso
Dos años inolvidables para el viejo y querido Unión: 1940, cuando orgulloso optimismo se ingreso a primera "B", y 1966, la temporada en la que se llego a la división privilegiada del fútbol argentino.
Fueron 26 años de lucha permanente. De éxitos y de fracasos. Con un frondoso anecdotario de cosas lindas y feas. Centenares de jugadores y de dirigentes la afrontaron desde un primerísimo plano; millares de hinchas la siguieron en nuestro estadio o en las precarias canchas de tantos modestos de la categoría.
No vamos a hacer aquí una historia. No alcanzarían las hojas de este libro y fallaría la memoria dejando en el tintero a algunos que fueron trascendentes. Pero luego de una conversación con el gran Natalio Fejglson es el diccionario de Unión, en si privilegiada memoria quedaron impresos hechos importantes e incluso los intranscendentes, hasta que tuvimos que decirle ¡Basta! por que era cosa de no acabar.
Pero vamos ya a hilvanar recuerdos, llevados de la mano por ese gran unionista de tanta memoria que hemos mencionado. Unión quiso seguir el camino de N.O. Boys y Rosario Central, que ingresaron directamente a primera, Fue un intento frustrado; AFA dijo no y Unión tuvo que jugar el torneo de segunda de ascenso. Fue en 1940, cuando las posiciones finales lo vieron ubicado en la octava posición. Aquel equipo formaba con LEZCANO, RAFAGNELLO Y ZARATE; ROGELIO MIERES, SOLARI O HERNANDEZ Y BONACCI; TOBKE, GERVÉ, VERGA, BOBADILLA Y JUAN ULRICH. También alternaron el arquero CARLOS BOVO, PERUSINI, CANO ROBERTO COSSIO, ASTRADA (un cordobés que jugaba en cualquiera de la dos puntas), MARIO MILESI, LUGONES Y GASTALDO.
Se busco mejorar la performance y se reforzó convenientemente el plantel, incorporándose nombres como los de los paraguayos Perez y Marcial Barrios, además de Pablo Medina, Hernán López, Ruíz Díaz, Segundo Díaz, etc. Se jugó un buen torneo y se estuvo entre los primeros puestos.
Llegó 1943 y vino el turno de la famosa maquinita vicecampeona de Velez Sarsfield. Aquel recordado equipo estuvo integrado por DIAZ, JUAN ANGEL PEREZ Y MEDINA; HERNÁN LOPEZ Y JUAN GREGORIO PEREZ Y BONACCI; GALINDO, VERGA, MARTINEZ BALLESTEOS Y RUIZ DIAZ. Fue nombre frecuente en este equipo de Francisco Rodríguez, puntero de los dos costados y fue también arquero quien durante tantos años se destaco como dirigente: Lucas Vicente.
Aquel plantel se desmantelo en 1944 y siguieron años de campañas apenas discretas hasta culminar en 1948 con una actuación realmente desafortunada. Pero en 1949, Unión resulto la sensación del certamen y el brillo de su campaña sólo fue empañado por aquella lamentable "entrega" del árbitro MAXIMO AGUIRRE, contra Quilmes. Fueron Titulares de aquel Unión: ROCHA; HUSSEIN Y PARRA; MIERES, BRATTINA Y LUENGO; SANCHEZ, AVILA, MICCI, GRECO Y ACOSTA.
Y vamos a seguir recordando equipos, pues junto a los nombres que citamos, irán conjugándose recuerdos de innumerables jornadas, de inolvidables goles, de maravillosos triunfos, de dolorosas derrotas. No debe olvidarse aquella alienación del 55, vicecampeona como la del 43: NANZER; DI SANTO, PRESTIFILIPO, KARABA, BOSICH Y MIERES; MARZABAL, REYES DIAZ, AVILA, RIVERO Y LUDUEÑA.
Y a no olvidar la campaña de 1959, donde Unión fue tercero con 40 puntos y menos aun el inolvidable equipo del 66, que llevo a los rojiblancos a la división privilegiada del fútbol argentino: TREMONTI, FIGUEROA Y SAUCO, GOMEZ, COCCO Y CASAL, LUIS DIAZ, IGLESIAS, JULIO CESAR FERNANDEZ, PEDRO MANSILLA Y ASENCIO; con el inolvidable "Pulpa" ECHAMENDI como técnico. Fue durante la presidencia de MARCELO CASABIANCA, cuando los Sres. ANGEL P. MALVICINO, ALEJANDRO ULLA y OSVALDO KOPP, integraban la subcomisión de fútbol.
1966: El primer Ascenso
Era la soñada posibilidad luego de 25 años. 90 minutos para llegar a la locura del campeonato. Un 26 de noviembre de 1966 la ciudad entera, como sucedió en el 79, se fue convirtiendo desde la mañana en una verdadera hoguera rojibanca. 18va fecha de la segunda rueda. Unión jugaba con Talleres y ganando se clasificaba campeón.
Y por supuesto que nadie pensaba en otra cosa. A ninguno se le ocurrió meditar sobre lo posibilidad de perder un punto. Por eso el festejo anticipado. El recibimiento. La entrada de Tremonti, los papeles, la gran fiesta, aunque ese primer tiempo haya quedado en blanco, aunque los nervios ataran...
Pero hay que ganar. La consigna se transforma en un griterío infernal. El aliento no tiene pausas. Unión es una tromba y el gol no llega. El mundo parece que se viene abajo. Centro de Mario Zanabria por la izquierda y a los 21 minutos de ese segundo tiempo el "Fantasma" Ruíz que le mete el frentazo y la envía al fondo de la red.
Ya estaba todo dicho. El "país" al lado de la linea de cal para el postrer festejo con los héroes, los automóviles convertidos en fantasmas rojiblancos invadiendo el centro, las manifestaciones, las banderas y el grito de ¡¡¡CAMPEONES!!! que retumba hasta las primeras horas del día siguiente...
Jornada memorable. Para la historia rojiblanca, y también para aquellos que fueron protagonistas, como el caso de Luis Ernesto Sauco Borges, el "Negro" que llego de Nacional de Montevideo en el 66 y que después haría de Unión y de nuestro Santa Fe, un poco la razón de existencia...
"... Estábamos concentrados en una quinta en Sauce Viejo, y ese sábado cuando llegamos a Santa Fe, nos contaba, la ciudad estaba pintada de rojo y blanco y el clima era de locura, nunca voy a olvidar el recibimiento cuando entramos a la cancha. Fue algo tan especial que cierro los ojos y parece que lo viviera nuevamente. Me acuerdo que el primer tiempo jugamos atados por los nervios. En el segundo después del que el Fantasma marcara el primer gol, lo pasamos por arriba... Y después para que te voy a contar. Con decirte que nos quedamos en el club y todos fuimos a parar a la pileta. Menos mal que a mi me tiraron en la parte playa porque sino me ahogo, como le paso al Negro Piriz que tuvieron que sacarlo entre tres. Para mi fue la alegría de mi vida..."
1968: El segundo Ascenso
Lamentablemente no se hicieron bien las cosas al año siguiente en primera, y Unión descendió nuevamente, razón por la cual se volvieron a hacer los esfuerzos, siempre con Marcelo Casabianca en la presidencia, para volver lo antes posible, cosa que se consiguió en 1968.
Precisamente, el 8 de diciembre de ese año Unión consiguió una gran victoria, por 3 a 0, ante Chicago en la última fecha de reclasificación, alcanzando el quinto puesto con 20 puntos. Antes se habían ubicados Quilmes, Atlanta, Gimnasia y Esgrima de La Plata y Platense. El sexto puesto fue de Deportivo Morón, y todos lograron el ascenso a Primera.
Recordar en aquel equipo a Juan Carlos Lapalma, "Pichón" Vitale, Mario Zanabria, Figueroa, Sauco, Casal, Dusso, Ruiz, Cabrol, el "loco" Mendoza, Scotta, Garzón, Cordero, Flores, Ramón Zanabria, Miño, Villalba, Palacios y Pulsini, con la dirección técnica de Guillermo Abbas.
1969: Lo mas triste
En 1969 y 1970 Unión volvió a jugar en primera división. Pero ese primer año de la década del '70 marcó el nuevo descenso y, posteriormente la desición de desafiliarse para volver a la Liga y conseguir, a través de los viejos regionales, la vuelta a Primera para jugar el ya desaparecido Torneo Nacional, cosa que no se consiguió ni en 1971 ni en 1972.
1973: Operativo Retorno
En 1973, la gestión de la comisión directiva presidida por Super Manuel Corral y que tenía, entre otros, a grandes dirigentes como Gerónimo Veglia, hizo que Unión fuera nuevamente aceptado en la "B" y al año siguiente se consiguió el nuevo retorno a Primera división. Carmelo Faraone fue el director técnico de un equipo que logró acompañar a Témperley después de ganar aquella recordada final ante Estudiantes de Buenos Aires.
El partido debía jugarse en campo neutral, y la AFA dispuso que fuera en Campana, a 70 kilómetros de Buenos Aires, lo cual motivó la airada protesta de Corral y sus dirigentes. Sin embargo, el 14 de diciembre de 1974, el recordado gol de Hilario Bravi le dio a Unión la tercera gran alegría.
1974: El cuarto Ascenso
La historia comenzó un 2 de enero de 1974. Ese miércoles de sol abrazador el profesor Carlos Hurtado haciendo bajar más de 100 veces los escalones de la tribuna al sofocado plantel, iniciaba un excepcional trabajo de preparación física que culminaría ese inolvidable 14 de diciembre en Campana cuando Hilario Bravi concretaba en la red, el sueño del retorno a Primera División.
Era un año muy difícil por las características y las distintas etapas que había que ir superando para llegar al objetivo del ascenso. De todas maneras Unión cuenta con una buena base de jugadores que se amplía. Se pone en marcha el objetivo. Comienza a trabajar Cesar Castagno, un técnico que había sacado campeón a Central Córdoba y aunque no se dispone del tiempo aceptable para la pre-temporada, se inicia con buen auspicio el Torneo preparación.
Una sola derrota al final de la primera rueda con Temperley. Justamente los celestes con Unión, Central Córdoba y Nueva Chicago son los ganadores de la Zona Sur. Nuestro equipo finalizó segundo.
La lucha es dura. Le toca a la Copa Campeonato. Un certamen que aparece como de relleno, pero que duplica las posibilidades si se consigue clasificar. Se termina el ciclo Castagno y comienza el Faraone, un técnico "ducho" y muy astuto en eso de sacar resultados.
El equipo termina cuarto en el torneo, pero los graves incidentes que se producen en Alte Brown, nos quitan las posibilidades de que se jueguen algunos encuentros definitorios por la Zona I en Santa Fe. Nuevamente a "remar" contra la adversidad.
La primera batalla es con Temperley. El partido se juega en Rosario y es empate. Sin embargo como el resto también igualan, todo sigue como al comienzo. Llega después el turno de Central Córdoba y hay otro empate. Y como si la tercera fuera la vencida, queda el rival mas duro: Nueva Chicago en Mataderos. Copada por su gente, con todos los festejos por anticipado...
Sin embargo Unión saca a relucir no solamente su fuerza y garra, sino además fútbol y golea 4 a 0 a los locales ante el silencio y el estupor de Mataderos... Ahora solo queda un cuadrangular. El más difícil, pero la hazaña ya esta más cerca...
La AFA dice "Unión juega todos los partidos en Junín". Entonces hacia esa ciudad bonaerense parte el plantel con todos los gastos que eso significa, no solo para los consecuentes hinchas que parecen tener un "bolsillo sin fondo" para no dejar de esta presentes.
Hay tres empates consecutivos. Con Estudiantes, con Lanús y con Temperley. Sin embargo no alcanza. Tempeley se queda con el título y el ascenso de categoría.
De todas maneras suben dos y hay que definir el Vicecampeonato. Se continúa sin poder jugar en Santa Fe, pero tampoco en Rosario, y ni siquiera en Buenos Aires. Por fin se deciden y se tiene que jugar en cancha de Vila Dalmine. La consigna "hay que copar Campana..." se cumple a medias. Nadie imaginaba la cantidad de gente que iba a llevar Estudiantes.
Por eso todo se hizo complicado. Ganar en la cancha y también afuera. En el aliento interminable. El que hizo temblar a Campana cuando el morocho casildense Bravi, un puntero bajo y barbado, apareció por las espaldas de los marcadores centrales y superando la salida de Landaburu.
El gol de la victoria que sirvió de prologo al festejo a la locura. La de los estribillos, las bocinas y las banderas. La de la paciente espera de la gente con la cancha iluminada hasta que después de la una de la madrugada llegaron los jugadores, la de la vuelta olímpica o el paseo en andas... 14 de diciembre; una fecha histórica para nuestra entidad, de allí la indeclinable decisión de convertirse en uno de los grandes de nuestro fútbol...
1975: La era del "Toto"
Mes de Enero. todavía con el espíritu conmovido por la gloria del fin alcanzado. todavía con las imágenes de Bravi definiendo una excepcional jugada de Jacinto Luque... y después el retorno de quienes habían logrado consumar la gran hazaña, de Silguero, de Batocletti, Barro, Sacconi, Ramón Zanabria, Luque, Garello, Valencia, Fredes.., y casi de inmediato el viaje de Batocletti a México y luego el silencio... Un Silencio que era el prólogo de lo que fue luego LA REVOLUCION TOTAL para el fútbol de Santa Fe...
Primero el técnico. Era el primer paso. Lo inevitable. Desfile de nombres y después la conmoción... Juan Carlos Lorenzo. La bomba no solo conmueve el ámbito partidario, sino a toda la ciudad.
En esa oportunidad, Julio Baldi, uno de los responsables del fútbol en la entidad señalaba en un matutino local "...estamos convencidos de que no había mas remedio que formar un equipo para no pasar los mismos problemas que padecimos en oportunidades anteriores, que estuvimos en primera. Hicimos cálculos, nos fuimos convencidos que llegó un momento en que dijimos, vamos a hacer las cosas a lo grande y nos largamos..."
Y la explicación era simple. "Jugando en primera B", decía Baldi, tuvimos una millonada de déficit. Entonces, dijimos, vamos a mover millones, pero para producir un gran impacto en Primera "A", para lograr buenos y excelentes resultados. La gente se entusiasmo y los recursos extraordinarios que se están obteniendo son impresionantes..."
Lorenzo y todo su show. De Europa a Santa Fe. Del rojiblanco del Atlético Madrid a los mismos colores de Unión. Campeón en 1972 con San Lorenzo y campeón en 1973 con Atlético Madrid. Lorenzo con todo lo que significa la constelación de estrellas que llevó a Suñé, Marchetti, Mastrángelo, Jauregui, Bottaniz, Tojo, Marasco, Gatti, Espósito, Cocco...
Lorenzo en la línea de cal, Hugo Gatti en la raya del área grande. Fue la gran inversión que movió muchos pesos y fabricó resultados. El padrón de socios fue creciendo paulatinamente y Unión se convirtió en el "boom" futbolístico del año. Es que a partir de aquella primera fecha con Atlanta, Unión comenzó producir resultados y actuaciones futbolística de excepción. Ya se había entrado en la consideración general. En la quinta fecha 10 puntos sobre 10 y era el único puntero del certamen, jugadores, propietarios de una velocidad mental que le permitía resolver siempre con el recuso mas simple, dotados de una madurez y una personalidad con temperamento que provocó enseguida el contagio del resto, fueron conformando un equipo con una capacidad para sumar resultados, que fue justamente lo que determino una de las grandes campañas de nuestra entidad en los certámenes afistas.
Pero lo importante no fue solo a nivel futbolístico propiamente dicho, sino lo que esto a su vez provocó en el orden institucional. El unionista se sintió motivado como nunca, el estadio fue un lleno permanente y Unión comenzó a entrar por la puerta grande del fútbol argentino.
Los riesgos del descenso quedaron en el olvido, iniciadores un período de estabilidad, que definitivamente se convirtió en prólogo de años de triunfos y grandes hazañas como las que culminaron con el subcampeonato del ´79.
1976: La reiteración del Exito
Se había ido el Toto Lorenzo pero quedaba su mística futbolística a través de las facultades de Urben José Farías, un técnico traído de Europa con todos los conocimientos adquiridos en el viejo mundo.
Se había ido Gatti, Suñe, Mastrángelo, Cocco, Espósito, pero llegaban José "Perico" Perez, el "Cordero" Telch, Moreno, Bongiovani, Palmieri y el retorno del "Huevo" Garello. Además quedaban Trullet, Merlo, Marchetti, Bianchini, Trossero, Tojo, Bottaniz y Marasco.
Así formó otro gran equipo. Con el mismo equilibrio y la misma mentalidad ganadora del año anterior. Con ese funcionamiento adecuado para la lucha, para la sorpresa, para extraer resultados en cualquier terreno, aún en menos propicio. Y como en la era del "Toto" este nuevo Unión de grandes jugadores comenzó a forjar una extraordinaria campaña.
Si bien no estaba Suñe para comandar el medio campo, Telch administraba a través de sus piernas fibrosas todo el fútbol rojiblanco. Si bien no estaba la potencia de Cocco, quedaba el vigor y los goles de Marchetti. Si bien la velocidad de Mastrángelo se había trasladado a la Boca, la intuición de Moreno y los piques avasallantes de Trossero quedaron en la Avenida López y Planes.
De esta manera, con la experiencia de Pérez, la regularidad de Silguero, Trullet, Merlo, Bottaniz; el oficio de Bianchini, Telch, Bongiovanni, Marchetti y el olfato goleador de Moreno, Trossero, Garello, y después Casaccio; se amalgamó la estructura de un gran equipo y continuó la vigencia de esa mentalidad ganadora que había depositado en sus dirigidos el infalible Lorenzo.
De allí que el Torneo Metropolitano se cumpliera una excelente campaña clasificándose en la zona respectiva y ocupando el cuarto puesto en el Torneo Campeonato... la misma posición que ocupara el gran equipo del "Toto" en 1975... la misma personalidad pero con un juego más ofensivo, más profundo que supo darle Alberto Violi, cuando Farías decidió regresar a Europa a mitad de campeonato.
Luego el Nacional. Y allí sí el gran equipo que sorprendió a todos, con un Trossero y un Marchetti conformando una dupla imparable. Se terminó segundo en la Zona clasificatoria y se fue a jugar a Córdoba con el "Boom" del año: el temible Talleres. Y se perdió incuestionablemente. Y al no existir la posibilidad de la revancha en Santa Fe se esfumó un año de grandes éxitos, de triunfos inolvidables y de la consagración de algunos jugadores, como Marchetti, que fue el goleador del año en el fútbol argentino; como Trossero que también hizo muchos goles y vulnero con sus electrizantes piques a todas las defensas; como Bottaniz, con una marca impecable y una proyección con mucha potencia.
1976 terminó siendo un gran año para Unión, comparándolo con el año anterior diríamos que se quiso seguir con la misma mística pero al final Violi le dio otro funcionamiento, aprovechando el talento de Telch y la vocación ofensiva de Marchetti y Trossero. Pero al igual que el año anterior Unión estuvo entre los grandes, peleando partido tras partido la posibilidad de llegar a conquistar el campeonato...
1977: Los primeros Riesgos
La crisis económica que vivían las instituciones del país comenzó a acrecentarse a partir de ese año. Entonces, ante esa difícil perspectiva, Unión adoptó una política conservadora, tratando de mantener el mismo plantel y buscando reiterar otra buena campaña.
Pero sobre el cierre del libro de pases se vendió a Marchetti, y se trajo a Carlos María García Cambón, el hombre de Boca Juniors. Además se fueron Palmieri, Silguero, Bongiovani, Valdivia y Garello. En reemplazo de ellos llegaron Agustín Irusta, Olivera y Alí de Comodoro Rivadavia, José María Martínez del exterior. El Director Técnico fue Oscar Cadars.
En síntesis, la ida de Marchetti resquebrajo la estructura rojiblanca, que en ningún momento del año pudo solucionar García Cambón, un hombre que estuvo siempre lesionado. Pero si bien el equipo quiso mantener una filosofía definida, que venía arrastrando de los años anteriores, el equipo nunca llegó a estar bien parado en la cancha y además la suerte se colocó en la vereda de enfrente, porque jamás transitó por la senda rojiblanca.
Se perdieron puntos imposibles al comienzo del campeonato y promediando la segunda rueda surgió la sombra del descenso. No era un riesgo que estaba en los planes de Unión, más aún después de la política que habían establecido los dirigentes en 1974, cuando se ganó el último ascenso. Pero el riesgo estaba allí, presente, amenazante. Si mirábamos la tabla en aquella oportunidad nos dábamos cuenta que salvo cinco o seis equipos que luchaban por el campeonato, los demás, o sea el 70 por ciento de los participantes, corrían el riesgo del descenso.
Por eso se hizo un campeonato duro, nerviosamente jugado, tratando de conquistar el punto salvador. De nada servía la experiencia de Telch de nada los electrizantes goles de Trossero, de nada la regularidad de Merlo, Bottaniz o el chico Hugo López. Unión se reflejaba en el espejo de la incertidumbre y había que transformar de alguna manera esa imagen desalentadora. Llegó Roberto Ferreiro, le dio más convicción al equipo, le renovó el estado de animo y poco a poco se logró resurgir.
Los triunfos trascendentes frente a Lanús y Ferrocarril Oeste en Buenos Aires le otorgaron al equipo el derecho a mantener la categoría y terminar, en la última fecha, en el décimo lugar.
En definitiva, 1977, fue un año de riesgos que fueron superados en el momento justo. Un llamado de atención a los dirigentes para que en los futuros campeonatos no surja nuevamente este problema acuciante que, en ese año, por distintas razones, amenazó seriamente la estructura rojiblanca.
Así se despidió el año. Después de un Metropolitano muy accidental, y un Torneo Nacional sin demasiadas pretensiones donde se le dio oportunidades a los juveniles de las inferiores. Un año superado con sacrificio y que sirvió de experiencia a todos, tanto a los dirigentes, como jugadores y simpatizantes rojiblancos.
1978: El año de la Revolución Futbolística
Había empezado el año 1978 con un plantel renovado y un técnico con las intenciones sacar resultados y mantener el equipo en una posición expectante en la tabla de posiciones. Pero el Señor Ignomiriello resultó muy apático en la formación del equipo y en su búsqueda de conformar una estructura sólida, llegó a mostrar a un equipo decididamente especulador y sin la motivación que necesita el hincha para recibir la posibilidad de un buen espectáculo. Al principio todo comenzó bien, con triunfos y alegrías. Pero siempre quedaba ese resquicio de saber que faltaba algo, Como si a un pintor, después de crear su obra la faltara color para darle vida y no lo encontrara. Entonces, con el correr de los partidos, la imagen ganadora se fue desdibujando, y en la apertura del mundial nos encontrábamos con un equipo moralmente y futbolísticamente resquebrajado.
Y el Metropolitano reinició su marcha y Unión seguía con los mismos problemas fueron pocas fechas más y antes la posibilidad de no poder hacer el resurgir el equipo, se toma la decisión de un cambió de timón. El hombre elegido fue Reinaldo Volken, quien trabajaba con las decisiones inferiores y que en años anteriores había tomado transitoriamente la dirección del primer equipo.
Y así fue que de un partido a toro sed produce la revolución. Aquel debut frente a "C" ulón en el clásico fue realmente extraordinario. Un domingo de fútbol, con hombres que demostraron tener un amplio conocimiento del estilo que deseaba el nuevo técnico: un estilo futbolístico que no tenía secretos pero que representaba la totalidad del fútbol, con pressing, toque, desmarque y gol.
Poco a poco el equipo se fue amalgamando y al mismo tiempo creyendo en la nueva filosofía. No era necesario de representar un solo papel, sino que todos interpretaban el rol principal. Ya no esta el gol de Trossero (vendido a Francia) pero esta el talento de Telch, la movilidad de Giachelo, el despliegue de Ribecca, el temperamento de Pitarch, la velocidad de Alí, la habilidad de Arroyo, la sobriedad de una defensa que parecía enexpunable. El tiempo, artífice del destino de los hombres, también tendría su gran importancia en el futuro de éste equipo.
El Campeonato comenzaba su segunda vuelta. Unión ya era un equipo definido, un equipo temido, un equipo moralmente ganador. De pronto, ante la irregularidades de los rivales que disputaban la punta de la tabla, Unión se da cuenta que puede ascender muy cerca de ellos. Y fechas más, Boca se empieza desinflar, Quilmes a cansar, y Unión a comprender que, con un esfuerzo más se podía dar la alternativa de pelear. Mientras tanto, se logran triunfos extraordinarios como ser, el 5 a 0 a River, el 1 a 0 a Racing en Avellaneda, el 1 a 0 a Velez en el Amalfitani. Nadie podía derrotar a Unión y el equipo ascendía mas, cada vez se aferraba más a una ilusión.
Se llega a un final de bandera verde, como las carreras de caballos, cuerpo a cuerpo con Quilmes y Boca. Pero en los cien metros finales le tocó quedarse en el tercer puesto y arribar así, a dos puntos del Subcampeón. Quizás, si la carrera duraba cien metros más, Unión se quedaba con la corona, porque era quien venía mas entero, pero lamentablemente había empezado de abajo y le faltó el último esfuerzo, o mejor dicho no tuvo tiempo darlo de darlo...
Y el Premio fue para Quilmes, pero el gran aplauso fue para Unión, por todo lo que representó para nuestro futbol y por esa transformación que al término del campeonato mundial nadie imaginaba. Todavía quedaba la esperanza de tomarse la revancha en el Nacional.
Cuando comienza el nuevo campeonato, o sea el que todos conocemos como Nacional, Unión se nuestra con una estructura sólida pero con un funcionamiento a media máquina. Pero mantiene su imbatibilidad, y continúa manteniéndose firme en el primer puesto de su zona. Después de veinticinco fechas sin conocer la derrota es vencido por Patronato de Paraná. Pero el resultado adverso en el significado de un simple accidente, porque el equipo sigue bien consolidado y más aún cuando se decide trabajar a toda máquina. Se gana de ésta forma la zona y el derecho de participar en los cuartos de final. El rival es Racing, una institución obligada por su público a lograr el campeonato. Pero Racing lamentablemente, debe enfrenter al verdadero Unión, ese Unión que con toda comodidad había vencido a River 5 a 0. Y en Avellaneda se logra u triunfo resonante, y en Santa Fe se reitera la superioridad del equipo rojiblanco. Es que Unión ya no era una promesa, sino que se había transformado en una concreta realidad.
El turno de las semifinales hace Unión y River se enfrenten entre sí. En los cálculos previos no había mucha diferencia, tampoco en las estadística. Pero en el primer partido jugado en Santa Fe donde Unión pierde en varias oportunidades el gol, llega sobre el final un accidente que transforma el 0 a 0 en una triste derrota. Todo parecía que en el Monumental, River lo aplastaría a Unión, pero nuevamente la garra, el talento y el estilo futbolístico del equipo revolucionario vuelve a resurgir. Y River debe sufrir para ser finalista, porque sobre el final del partido casi se da el gran milagro de ganar aunque la suerte no ayudó a ese Unión tan valiente y aguerrido.
1979: UNION Sub-Campeón
La primera etapa:
Aquella noche del miércoles, todavía es refrescada en cada momento por los simpatizantes unionistas. Era precisamente cuando comenzaba a disputarse los cuartos de final y se esperaba la visita de Talleres de Córdoba. Era solamente tres días de aquella clasificación lograda con desesperación. Era el inicio de la etapa mas difícil del torneo, en un diciembre agobiante. Aquel miércoles, minutos antes de las 21 horas, ingresaron los equipos a la cancha recibidos jubilosamente por sus hinchadas. Unión con su tradicional camiseta rojiblanca y la esperanza de cumplir un buen papel en los cuartos de finales. Talleres, con su divisa albiazul y el impostergable compromiso con todo el país de alcanzar el campeonato. Y también estaba el árbitro, los fotógrafos, y la gente ahogada en las tribunas, pero anhelante. Nadie, absolutamente nadie de quienes observaban el partido presagiaban el desarrollo del mismo. Solamente los jugadores de Unión, y su cuerpo técnico creían mas allá de sus propias fuerzas, de sus reiteradas limitaciones. Ni siquiera Talleres creía en Unión. Y por eso la solución estaba en un empate. Y el equipo rojiblanco, el modesto grupo de jugadores y amigos, el que supera sus falencias con una impecable disciplina táctica, hizo desnudar durante noventa minutos la nerviosidad del equipo cordobés y al mismo tiempo vislumbrar grandes esperanzas en el futuro inmediato. Porque Unión borró de la cancha a la Vedette y protagonizó uno de los mejores partidos del campeonato. Un tres a cero lapidario para las intenciones cordobesas y más allá del halago la posibilidad de ser semifinalista. Lo que fue el partido no es necesario analizarlo. Solo interesa decir que Unión jugó y goleó y que Talleres resignó en la Av. López Y Planes un año más de pretensiones. Quizás allí aprendió el equipó de la docta, que los errores que se cometen son los que maduran las grandes experiencias. La agobiante noche del miércoles quedo atrás, después de que el simpatizante unionista invadiera la ciudad de euforia y se embriagara de felicidad. El gran triunfo marcaba la gran oportunidad de arribar a las finales del Nacional, porque el estado de ánimo era inmenso y la motivación que reinaba en los jugadores y su hinchada era incalculable. Así despertó Santa Fe el jueves de Diciembre. Con el rostro alegre, con las calles desgastadas de bocinazos, de goles y de alegría. Unión había ganado y goleado al promocionado Talleres. La gloria estaba más cerca. Pero llegó la revancha, al próximo domingo en un estadio cubierto de esperanzas y de duda. Más allá del fanatismo de los cordobeses y de la fe (casi perdida) hacia su equipo, nadie creía en la posibilidad e golear a Unión y clasificarse. La empresa era muy difícil, por eso después de que ingresaron los equipos y fueron recibidos por sus hinchadas, surgió en el estadio un profundo silencio. Los nervios y la ansiedad también disputaban su partido. El sol cordobés alumbraba con fuerza después de una fuerte lluvia caída durante la noche anterior. Los equipos jugaban su futuro. El de Talleres era más crítico que el de Unión. El público seguía con nerviosas atención cada jugada. Y hasta los treinta minutos Unión había manejado el partido a su medida, apareció el gran Talleres que en quince minutos finales dio la emoción que el estadio necesitaba, dos goles y un penal malogrado y la posibilidad de alcanzar la victoria y los goles necesarios. por eso el segundo tiempo estuvo rodeado de tensión. Por eso los jugadores locales se olvidaron de jugar al fútbol para buscar el gol a través de cualquier escusa o de cualquier duda del arbitro. Pero el hombre de negro fue implacable y sepultó las ambiciosas esperanzas El final quedará grabado en la historia del fútbol argentina. Por un lado por la euforia rojiblanca. Por el otro lado, el lamentable episodio que protagonizaron dirigentes y jugadores de Talleres al agredir salvajemente al señor Carlos Espósito. Pero eso quedará en los anales del Tribunal de penas. A nosotros nos importaba lo otro. La clasificación y la ilusión de ser finalista. Así fue como el sol se despidió del Chateau Carreras y dejó que las sombras fueran testigos del martirio cordobés. Pero lo trascendente es que ese mismo sol se fue a Tucumán, para seguir compartiendo la alegría rojiblanca.
La segunda etapa:
Y desde Córdoba hubo que tomar rumbo al Jardín de la República. La hermosa capital tucumana sería testigo tres días más tarde de otra resonante victoria rojiblanca. Otra vez la lluvias como elemento aleatorio. Otra vez el grupo humano de jugándose otra partida. La convicción de no tener que perder, de tratar de arribar a un empate, a través del sacrificio, de pulmones inflados, de piernas fuertes. Unión quería llegar a la final, más aún después de haber destronado de su falso pedestal a Talleres. Pero Atlético era un equipo duro, homogéneo, capaz de amargar la vida a cualquiera. Y bajo otra llovizna tucumana empezó el otro desafío con el tiempo, el cansancio y la historia del futbol santafesino. Hubo que aguantar los primeros minutos, esperando a un Atlético avasallante. Pero el partido mostraba un aguerrido bloque de camisetas rojiblancas y el local resignó su suerte a los pocos minutos. Y después el zarpazo de Unión ante un tiro libre de Regenhardt y la embestida de Alí. Entonces no solo se iba empatando, sino también ganando. Por eso había que aguantar más que antes, al adversario, a la lluvia, a la gritería del público. Así hasta minutos antes de finalizar el partido, hasta que Pitarch clavara otras estocada en el orgullo tucumano. Y las esperanzas de los locales se derrumban, y la ilusión de Unión que crece como un torrente cordillerano en época de deshielos. Al próximo domingo otra fiesta de fútbol santafesina. Nuevamente Atlético a jugar su partido de compromiso y a esperar de algún milagro. Unión motivado, agrandado, audaz, salió a apabullarlo de entrada. Y así fue que a los pocos minutos ya había logrado el gol de la tranquilidad. Entonces sí comenzó la fiesta de la tribuna, que luego se traslado al corazón de la ciudad. Toda la tarde vestida con los colores rojo y blanco. toda la alegría de una familia se estaba dando cuenta recién en ese preciso momento de la dimensión de ese Unión pequeño, modesto, de ese Unión que se aferraba más a la posibilidad del campeonato. Santa Fe seguía viviendo su fiesta. Los tucumanos ya se habían resignado. La hinchada quería goles para alimentar su alegría. Por eso no extrañó ese bombazo inolvidable de Mazzoni para ofrendárselo a su hinchada y enarbolar la victoria en el lugar más alto de la vida unionista. El fútbol de siempre, como siempre, llenaba otra vez de alegría los rostros de la gente. El fútbol de unión, en homenaje a una ciudad que siempre esperó ansiosa una oportunidad como esta, la de jugar por primera vez una final en los campeonatos afistas.
La tercera etapa:
Y llego la tercera etapa. La decisiva. La que todos esperaban y que quince días antes nadie creía. Los titulares de los mas importantes diarios del país expresaban lo siguiente "UNION - RIVER la primera final en Santa Fe". Unión: Quién diría que un modesto equipo iba a llegar tan lejos?. Pero es que Unión no creyó en las condiciones que supieron imponer los periodistas. Unión no supo guardar respeto por nadie, como así tampoco el contrario se lo guardaba a él. Por eso, por menos preciarlo, Talleres quedó en el camino. Por eso, por olvidarse de su estilo y copiar otro también quedo en el camino Atlético. Ninguno de los dos tuvieron la personalidad necesaria. Unión sí, porque creyó en todo momento en sus propias fuerzas, porque fue consciente en todo momento de sus propias limitaciones. Y porque a ese equipo le sobró inteligencia como para corregir a tiempo sus errores y explotar sus virtudes al máximo. Por todo lo vivido, por todo lo luchado, estuvo en la final De River, no podemos decir nada nuevo. tan solo expresar que era el mejor equipo del país, con las mejores posibilidades. Pero vino a Santa Fe a jugar de contragolpe, a buscar un cero a cero que le diera tranquilidad en la revancha. En Santa fe, en una noche agobiante y muy parecida a la vivida frente a Talleres, se escribió la historia de la primera final. El resultado fue un accidente. Debió ser de Unión pero el destino quiso que sobre la hora River encontrara su empate. Quizás la suerte esta vez no estuvo del lado de Unión, pero sobraron ganas, pulmones, y toda la alegría que demostró antes, durante y después la familia rojiblanca. Porque más allá del resultado se había visto por primera vez una final de fútbol en esta cordial ciudad santafesina. Y eso ya es demasiado halago, aunque no se haya podido lograr el triunfo anhelado por todos. De la segunda final queda ese sabor amargo de un campeonato regalado que mostró la hinchada millonaria. Por que todo Bs As fue a presenciar la gran fiesta del fútbol del equipo de Labruna y los goles de Passarella, Luque, Alonso; y se quedó asistiendo en el más profundo silencio, al esfuerzo de Unión en tratar de quebrar el cero a cero y llevarse el campeonato para Santa Fe....Y si realmente falto muy poco, si en verdad Unión lo merecía mas que River, eso queda en las estadísticas. Sólo nos quedará grabado a nosotros la euforia de una ciudad que vivió su época mas gloriosa, nos quedará el recuerdo de ese fantástico grupo humano que cooperativizo todos sus esfuerzos para llegar mas lejos que ninguno, para dar la alegría sin precedentes al fútbol santafecino. La gran noche frente a Talleres, las increíbles tardes en Jujuy, en Córdoba. la nostálgica tarde en Tucumán y la ingrata ceremonia nocturna frente a River, todas esas etapas, mas la de ese domingo en víspera de Navidad, allá en el monumental, sirven para engrandecer al rica historia unionosta. No alcanzo para ser campeones. Pero sí alcanzó para la gloria, para tocar el cielo con las manos. Y de eso, ni los jugadores, ni los dirigentes, ni toda la familia rojiblanca, se olvidará jamás.
¡UNION SUBCAMPEON 1979!
1989: El cuarto Ascenso
El cuarto ascenso es más reciente y, por lo tanto, muy fresco en la memoria de todos los unionistas. Fue en el Glorioso mes de Julio de 1989 y, nada menos, que ganándole la final a su "clásico" rival, Colón de Santa Fe, con dos victorias que quedaron grabadas para siempre en el sentimiento de los tatengues: 2 a 0 en el Centenario, con goles del "Potro" Echaníz y el querido "negro" Altamirano, y 1 a 0 en la Avenida con un golazo de Leonardo Carol Madelón de tiro libre sobre el arco de "La Bomba". Aquel equipo fue armado por Violi, a quien lo sucedió Humberto Zuccarelli que tenía, como ayudante de campo a Carlos Trullet. Tenía, entre otros, Tognarelli, Altamirano, Tomé, Mauri, Humoller, Gustavo Brandt, Carlos González, Passucci, Rabuñal, Madelón, Castro, Echaniz y Dante Fernández.
1996: El último Ascenso
El año 1996 significó no solo la consolidación de Unión como la INSTITUCION más importante de la ciudad, sino que se logró el tan ansiado Ascenso pero como un verdadero club de fútbol: con pibes de la cantera. Este fue el gusto especial que tuvo este ascenso, tan festejado como en 1989 cuando Unión derrotó a Colón contundentemente en las dos finales. Algunos se animaban a decir que este ascenso se festejó mas..., y puede ser.
En un momento duro para la institución y en una coherente medida se decidió darle la oportunidad a los verdaderos hinchas de Unión, a los jugadores de las inferiores. Y tuvimos que pasar por muchos problemas, se pagó ese derecho de piso, Unión comenzaba el Apertura del Nacional "B" con tres derrotas consecutivas. Precisamente cuando Unión en la tercera fecha perdió contra Central Córdoba en Rosario se produce un hito: La hinchada de Unión (cuando no) despedía a sus jugadores como si ésta hubiera sido la tercera victoria consecutiva.
Allí comenzó este romance. La gente se volcó masivamente a la cancha por que sabía que los pibes daban el alma, dejaban la vida detrás de cada pelota. No importaban derrotas, empates ni triunfos: la hinchada siempre despedía al equipo con una ovación impresionante que a muchos nos hacía soñar con el ascenso.
Así paso el Apertura con algunos goles del "galgo" Perezlindo, Osorio, "Pocholo", Darío Cabrol, "Patita" Mazzoni y muchos más.
En el comienzo del Clausura Unión encontró un "loco" sueño hecho realidad, volvió José Luis Marzo, el querido "loco", el de los golazos inexplicables, el que todo lo hacía fácil, el que se metió el estadio en el bolsillo, el que lloró cuando logró el ascenso, el hincha, el "loco".
Y todo empezó a tomar forma, fuimos paso por paso, saltando rivales y en la última fecha del clausura, cuando allá en Mendoza ibamos empatando y no clasificabamos el octogonal apareció otro "hincha" de Unión, el incansable Sebastián Clotet. Con un gol agónico, gritado con toda la fuerza, Unión entraba al octogonal.
Una contundencia impresionante
En el Octogonal Unión mató a los rivales, los aniquiló, ganando 5 de los 6 partidos, con una sola derrota y lo que más vale: Sin ninguna ventaja deportiva. Unión la peleó con lo que mejor hace, jugar al fútbol.
Primero fue Godoy Cruz el que lo sufrió. Unión le ganó 3 a 0 de local y 3 a 1 de visitante con cerca de 4500 hinchas que acompañaron al equipo en Mendoza.
Godoy Cruz..., Aniquilado.
Luego fue el turno de Talleres de Córdoba. Unión le ganó 3 a 1 de local y 3 a 1 de visitante. El número de hinchas que Unión llevó a Córdoba fueron cercanos a los 9000. Y no le tuvimos miedo al Chateau, no volvimos llorando...
Talleres de Córdoba..., Aniquilado.
Y por último le toco a Instituto, con la misma filosofía de Unión, con pibes de las inferiores peleaba el ascenso. Pero tuvo que venir acá, Unión otra vez aniquilando equipos y le ganó con un contundente 3 a 1. Luego vino la final, otra vez en Córdoba cerca de 7000 hinchas santafesinos en esa verdadera caldera que era la cancha de Instituto, con mucha gente afuera con su entrada que no pudo ingresar a la cancha, Unión le dió el toque final al milagro. Esa noche perdió 1 a 0, pero no le alcanzo a Instituto. Y esta vez tampoco nos volvimos llorando de Córdoba. Volvimos CAMPEONES!!!.
Esa noche Santa Fe vivió una fiesta impresionante, sólo comparable con la alegría que nos daba en "Negro" Monzón con sus títulos. Nunca hubo una fiesta así, nunca la habrá, hasta que Unión salga Campeón en la Primera "A".
Unión esa noche alineó con:
Maciel; Castro, Magnín y Pereyra; Lautaro Trullet, Mazzoni, Mendoza y Clotet; Bezombe y Cabrol; Marzo. Luego entraron Sanchez por Cabrol, Zavagno por Pereyra y Oggioni por Bezombe.
Gracias "nicounion" !!! |
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Página Web no oficial de Unión
Página Oficial del hincha tatengue !!!
forotate@hotmail.com |
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